Ramón Bilbao cata en El Ejido 50 años de grandes reservas

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JOSÉ ESTEBAN RUIZ | EL EJIDO

El paso del tiempo, del hacer en la viña y en la bodega, de los amantes del vino más fino y de los que lo prefieren con más cuerpo, de recuerdos y de olvidos, de matices a chocolate, hojas de tabaco, la elegancia o el color granate frente a la apariencia que ofrecen licores como el coñac, se hicieron sensaciones en la cata que ayer, en el I congreso Agroalimentario ‘Almería Gourmet’ ofreció la firma Ramón Bilbao, dando a los apasionados de estos caldos de La Rioja, la posibilidad de catar hasta cinco vinos diferentes ‘Gran Reserva’ de añadas que transcurren desde 1964 hasta la ultima de 2008.

Esta bodega, cuyas instalaciones centrales se encuentran en el municipio riojano de Haro, levantó expectación en el Auditorio de El Ejido, y no defraudó a los presentes.

La encargada de dirigir la cata, Paula Fandiño, del departamento enológico de Ramón Bilbao, comenzó la cata dando unas pinceladas de la historia de la bodega (fundada en 1924, pero con actividad desde 1896), y poniendo en situación a los que participaron en ella, adelantando lo que estaban a punto de experimentar con los vinos que se pondrían sobre la mesa, «una vuelta a los grandes reservas, en un viaje en una cápsula del tiempo que nos lleva a apreciar la expresión del paso del tiempo en estos caldos».

Claro quedó que la forma de trabajar hace 50 años no es la misma que ahora y eso se aprecia claramente en el vino. Antes, «no se tenía en cuenta que un gran reserva está elaborado para envejecer», detalló Fandiño, algo, que ahora, obviar todos los detalles, es algo impensable. De los vinos que se cataron, los grandes reservas de 1964, 1975 y 1982, apenas cuenta esta bodega con información fidedigna, y en sus investigaciones solo consiguieron hacer ciertas aproximaciones, por ejemplo en la uva utilizada (50% tempranillo, 20% garnacha, 15% viura y el resto de otras variedades) o sus años en barrica (de 5 a 8).

La cata fue muy participativa Los participantes en la misma debatieron y compartieron como los últimos grandes reservas son más corpulentos y van ganando en matices una vez en boca. La graduación también es más elevada en los vinos ‘más modernos’.

Los últimos vinos que se cataron, los correspondientes a 1999 y 2008, forman parte de la historia más reciente de la bodega, una vez modernizado el proceso de elaboración. Se trata de vinos más envolventes y ya sí que precisan un maridaje, aspecto este último que no es imprescindible para tomar alguno de los tres primeros.

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